martes, 22 de noviembre de 2011

Yosie Crespo / Cuba


Yosie Crespo (Cuba, 1979) Poeta y escritora. Primer Premio del IV Concurso Juvenil de Poesía Federico García Lorca 2011, Finalista del Premio Poesía Ateniense 2010 Argentina, Premio Internacional de Cuento 2010 Feria del Libro, Buenos Aires, Argentina, Finalista del Premio de Poesía 2011 Gertrudis Gómez de Avellaneda, España, Premio Luis Felipe de Cuento Corto 2011, Miami Fl, Finalista del 1er Concurso Hispano-Francés/Antonio Machado 2011 entre otros varios premiados en el último año.

Colaboró en el libro "Antología de la poesía cubana del exilio de Aduana Vieja, España, 2011, editada y concebida por la poeta Odette Alonso y en la Antología Gaceta Virtual, Buenos Aires, Argentina 2011.

Dos de sus trabajos fueron seleccionados para la exhibición "Be inspired, 2011" en el Museo de Arte (MOA) de Fort Lauderdale (auspiciado por Nova Southeastern University), Estados Unidos en Octubre del 2011.

Colaboradora de la Revista “La Peregrina” en Miami, EUA, trabajos presentados en varias revistas literarias tales como ARIQUE Revista de Cuba, Sinalefa de New York, Destiempos de México D.F., AEDA de Casa Lamm México, ARIADNA de España, Heliconia Poemia de Argentina, Latinos Digest SA Texas, Gaceta Literaria, La Trastienda (Buenos Aires, Argentina), Periódico Azul, Caracol de Espumas de Barinas, Venezuela y Revista Cultural Babad de Madrid España, entre otras.

Actualmente trabaja en su primer libro de poesías que verá la luz este año y una novela que estará completa para finales del próximo.

Blog:
http://yosiecrespo.blogspot.com/





POESIA ERAS TU

Yo no era el viento
ni la sombra de un viejo
y su camino de piedras.

La noche bajo sus zapatos
pálidos de sudor.

Muerto,
bajo el sendero de donde nadie olvida
vencía mar adentro los más hermosos fantasmas
para no pensar en ti.

Poesía, eras tú el viaje
y la danza inquieta de aquella edad.

Nada me vencía.
Eran otros tiempos.




PASANTE
Ahora soy como el águila que está
y no despierta.

Coloco junto al polvo la soledad de otros tiempos,
le conozco su bilis
le ha salido por la boca declarándome la guerra.

¿Cómo vaciarme de su nombre
cuando el miedo del mundo
se come mis rodillas?

Como la noche ha de abrirse
esta pequeña muerte
y ha de convertirme en la sombra exacta
de su fugaz juventud.

Huirás de mis brazos con el mundo por delante.

Encontrarás encendido
fuera de mis ojos
mi corazón que es un caballo blanco,
y un cuervo.





CRESTA DE LUNA
         (
Intento de abandono a mí mismo)

El mundo es una ciudad que nadie puede contar
a ciencia cierta.

Para sus almas, nunca despertarán.

Junto al silencio del mendigo
está el reflejo que despunta el día.

Yo sigo aquí:
resultado de tu maniobra,
cruel enemigo.

El temor me ha dejado en esta pequeña cueva
a punto de florecer.

Astutos pasan tristes tras mi sombra
alucinantes, melancólicos fantasmas
abandonados por nosotros mismos.

"El maestro" con su verdad
ha parado de decirnos:

-El amor os ha traído a vuestra propia muerte-

He tratado de rebelarme contra sus espíritus
junto al viento y su tenaz discurso y la desesperanza,
sigo envejeciendo.

Han levantado un castillo contra mi furia.

Ha nacido sobre sus cabezas
una cresta de luna
con aires de madrugada.

Todo esto y más
y el resto adornado de escombros.

Escondidos bajo el sórdido cuento de un pueblo
que aún a pesar de todo,
lo defiende.




BREVE INTENCIÓN PARA UNA FURIA COMPARTIDA

                                       
                                                  A Andrés Galindo

Observa, Galindo.

La furia se ha puesto a cantar.

Ahora es como un lobo solitario
y danza con una flor que se eleva
con sus largas sombras
descuidadas de siglos.

Escuchad, Galindo.

¿No sientes cómo el grito espantoso del silencio,
llena hoy de una muerte fugaz mi pobre pecho?

Me he disfrazado de su breve fragmento,
así he logrado encontrar su rostro extranjero
pisoteado por la sequía,
por nuestro breve aliento.

¿Cuántas veces será el Sol quien nos acerque
a su lejano seno?

Propongo, desde cualquier ciudad
dibujar una rueda en el aire
sin permitirle ni acercarle a su abrazo final.

Yo sé que la vida pasa
que pasa y efectivamente nunca sabremos cuántos ríos,
cuántos mares, cuántos sueños.

Propongo apenas embriagarnos del verso cansado
armar con una lámpara de olvido
el camino de las horas que descienden como dagas.

Obligarnos lejos de nuestro viejo espíritu.

Levantarnos como águilas, libres del fin,
y no permitirnos hacernos nunca la misma pregunta:

-¿Cuántas millas nos separan?-

Diremos como en un himno cuántas palabras nos unen
y derramaremos eufóricos algún soneto que nos nombre
insistentes, incuestionables,
talladas nuestra piel por la ciudad y sus terribles trampas.

Cualquier día entonces,
conocerán los colores, su bandera.

Y no será sino la patria
quien nos exija, solitaria y libre
un obituario cargado de urgencia con una sola intención:

Aquí yacen los héroes de la furia.



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