sábado, 31 de diciembre de 2011

Manuel Luque / Perú



José Manuel Luque Taco. Nació en Lima – Perú en 1974. Es poeta y docente egresado de la universidad Enrique Guzmán y Valle en la especialidad de Literatura y Lengua Española. Obtuvo el primer puesto en poesía en los juegos florales de La Cantuta (1999), obtuvo una mención honrosa en poesía a nivel nacional en los III juegos florales de la universidad Ricardo Palma (1999). Ocupó el segundo puesto en poesía en los juegos florales de La Cantuta (1997) y tercer puesto en cuento en dicho evento. Sus poemas han sido publicados en las revistas “Cinosargo”, “La Ira de Morfeo”, “Río Negro” (Chile), “Letralia” (Venezuela), “Delirium Tremens”, “La Tortuga Ecuestre” y “La máquina de escribir” (Perú), entre otros. Aparece antologado en "Canarios en el Árbol poesía del 90" prólogo y compilación de César Toro Montalvo (1998), Poesía y prosa Iberoamericana (Antología I, Miami, 2011). Ha publicado los poemarios "El Huerto de los Alientos" (Ediciones Letra en Llamas - 2011) y “La Estación de la Muerte” (Toro de Trapo Editores). Además de dos libros de cuentos: “El Regalo de la Estrella y otros cuentos (Eclosión y Vagón Azul Editores, 2011) y “Contra el Tiempo” (Eclosión Editores, 2011). Pertenece al grupo literario “Di-versos” y es uno de los directores del sello Eclosión. Es representante y organizador “Grito de Mujer” 2012 Lima – Perú del movimiento Mujeres Poetas Internacional. Administra los blogs: http://cuentagotassr.blogspot.com/ y http://alabanzasdeldesorden.blogspot.com  





CIUDAD INONIA

                
                                                       Es más hermoso el sueño de la ciudad
                                                        que el mío .

                                                                                          JULES ROMAINS.

 
                                                                                                                        
Oh Lima amo tu arte como la noche que te embriaga
porque el misterio trae tu nombre
con la muerte clavada en una esquina
aquí he visto aullar el corazón del hombre
hasta desgarrar las flores de los murales
en los antros una mujer amorfa
desnuda toda su belleza echada a la melancolía
he fumado el opio de los sueños
y supe que el amor no viene en un poema Becqueriano
y que en estas calles
dejé lo que se deja con el tiempo               
mi ternura colgada como un cuadro Bizantino
aquí el dolor no sabe de avemarías
no sabe que mi corazón es un músculo inmenso
donde no cabe la mano de Dios
y donde la muerte es un arte salido de estas calles
aquí el olor de tu vientre entreabre
los recuerdos más absurdos
como un libro de poemas
donde pueblan las flores .





SEGUNDO CAVILAR SOBRE LA MUERTE



Yo no soy el mar que tú miras
o el sol de la tarde
o el viento que arrastra las hojas de otoño /
no
yo soy el tipo que anda furibundo en las noches
que busca la soledad o el consuelo de las calles

 a veces lloro /

                                   bebo /

                                                     fumo

y hago el amor como una máquina suicida
a veces amo los amores de otros amores que se refugian
en otras pieles
y recorro sin tregua como un loco o una locomotora
sobre un lecho de hierbas
a veces recorro con el aroma de las calles

y respiro /

                         sudo /

                                              tiemblo

como una imagen sin vida
a veces soy la noche oscura
o el pájaro que habita esa cueva húmeda y terrible .



Del libro: El huerto de los alientos  (Ediciones Letra en Llamas, 2011)





1



Cuando el atardecer se refugie debajo de un paraguas que apenas se sostiene en la eternidad del desencanto entonces sabrás qué hacer con mi cuerpo devorado por el tiempo. No me inventes en ese papel amarillento corroído por la desesperanza de tus lágrimas despotricando amores ni siembres en mí la desolación de los recuerdos.
Es inútil, los muertos no pecan. No cometas locuras como contemplar mi cuerpo desnudo. Yo soy lo que fui en los momentos en que el mundo se venía abajo y bebía con placer los tragos que se desprendían de las bocas de algunas mujeres que fueron mías.
El cielo siempre fue gris en esta parte de la ciudad y no me quejo. Mi corazón tiene un agujero del tamaño de la tristeza.  Las flores quedaron como imágenes muertas en poemas de algún niño en el día de la madre. 
Y yo ya no puedo alardear de nada. Mi voz se lo ha llevado el viento. Sólo deambulo como una hoja seca en la estación de los alaridos.
Y tus pasos, casi jadeantes, hacen de esta tarde una noción de vida.





UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS


                                  Mis palabras desnutridas saciaron tus ojos caníbales
                                 una mañana que cruzaba las fronteras del olvido.

                                                              
He aquí el poema cruzó la frontera
no hubo alambradas ni minas ni balas solo ojos negros
                                                                                     como la noche
pero no es de noche; sino de día y estos versos parecen a otros cientos miles de versos
que pululan en otros cientos y miles de libros
y cuando lo lees parecen que fueran tuyos, pero no son tuyos
                                                                                                    ni míos
sino del que los lee y del tiempo.
El tiempo madura algunas ideas
                                                y otras se pudren en hojas amarillentas
igual que una carta de amor pero nunca igual a una sonrisa
porque una sonrisa es como una imagen grabada en el disco duro
de mi cabeza (y las palabras sólo son palabras).
Entonces pienso que no existen las fronteras porque
                                                                               estas tierras

se parecen a las tierras donde siembro los recuerdos
y los recuerdos son calles largas y sucias y mujeres presumiendo de sus bustos y nalgas  redondas suaves y firmes.
No soy presuntuoso
tan sólo observo y deambulo sin oficio ni beneficio
y mi suerte es tan grande como mi hambre.
Otros o muchos dirían que soy un energúmeno loco y sin suerte,
pero he tocado el cielo con tus ojos
y he amado con tu pecho tantas veces
y esta ciudad se parece a cualquier ciudad de Latinoamérica
donde escucho esa canción horrorosa:

No me tientes más
que soy de carne y hueso
tu barrera es tu edad
pero no tu irresistible cuerpo

Vuelvo a pensar en tu endemoniada presencia, vuelvo a creer
                                                                                              que es suerte.

Y llueve.



Entonces reacciono por el resfrío y porque mis harapos
están mojados
y mi olor a grasa a sudor es un problema doméstico
tan doméstico como la economía. Y por la radio anuncian alzas:

A partir de mañana se incrementarán los precios de los alimentos
                                                                               de primera necesidad, pero aquí todo es necesario. Todo sube y mi hinchado corazón revienta. Y mi estómago está inflado de tanta cerveza. Es irónico, pero para el vicio siempre hay dinero.

Entonces despierto. Nunca dije que estaba dormido. El horizonte debe ser igual para todos cuando amanece. Y estos versos deformes   insípidos   recogidos en el asfalto
debe ser la historia de otro hombre que deambuló en estas calles libre  
        sin fronteras.





IV (El desquicio me trajo hasta ti)



No podré darle vida a esta palabra que está muerta.
Que está sepultada en un rincón de este corazón mordido, arañado, escupido, enterrado (por idiota)
por otra palabra siniestra salida de tu boca.
Las calles tendrán tu sonrisa de par en par
aunque sean calles malolientes (como tu halitosis).
No soy cool; sino, un gordito que escribe remedos de poemas guardados
en un estante viejo y apolillado
que sufro de depresiones y de amores fallidos, que odio el mar y los deportes de aventura
que tengo más de treinta y ningún perro que me ladre.
A veces contemplo con temor a las muchachas y mis ojos locos, inquietos,
depravados acarician su anatomía visceral y ardiente.
Que tengo una carrera, pero trabajo de mil oficios
por las noches el corazón me late a más de mil
y bebo (cualquier porquería) para olvidar que estoy solo
que los recuerdos (me joden) me hacen presa de mis temores

y desordeno mi cuarto (aunque mi cuarto parece siempre un chiquero)
entro al internet y converso con mis amigos
(una enamorada del pasado).
Mi corazón estalla como un grano a los dieciséis
todo está de patas arriba (igual que una pose de hace cuatro años)
leo algo útil para dejar de perturbarme    para no recordar que dejé unos cientos miles de millones de hijos pegados en la pared
(padre desnaturalizado)
y que sigo con esta terquedad de adolescente de seguir con
este plan absurdo
que yo mismo no entiendo (escribir)
trato de no pronunciar tu nombre que me enferma y me deja con parálisis cerebral.
Por ti
aprendí a bailar (salsa) escuchar (chicha) y cantar a Eva Ayllón
cualquiera puede pensar que aún (me cago por ti)
te llevo en el corazón
pero sin querer siempre termino yendo a ese hueco donde comíamos de a sol  (papa con tripita y ají)
salgo de ese antro bajo el sol del atardecer y
camino con dirección al mar
donde no puedo dar vida a esa palabra llamada:
Amor.



Del libro: La estación de la muerte   (Toro de Trapo Editores, 2011)



domingo, 18 de diciembre de 2011

Gabriela Sánchez Calero / Perú


Esmeralda Gabriela Sánchez Calero  nació en Lima el 25 de abril de 1976.  
Lic. en Educación Especialidad - Lengua Española y Literatura (UNE). Diplomatura en Didáctica de la lectura y producción de textos (PUCP). Participante del Programa de Formación Infantil para Iberoamérica organizado por el Ministerio de Educación de España en colaboración con la O.E.I.   y   preside desde hace tres años  la Asociación Civil de Promoción a la Lectura "Alguna Vez Leí..."


 Producciones:
-   Poemario Colectivo Alguna Vez Leí     (2005)


Editora de los siguientes libros:

Alguna vez escribí (Primaria) / Alguna vez escribí (Secundaria) 2009/ Racso Folleto Literario (2010)/ El  Libro mágico (2011).

 Actualmente labora como docente dictando   los cursos de literatura y competencia lingüística  en diversas instituciones: Plana de Lengua (Pamer), Centros Pre- Universitarios. 
Ejecutora del  Taller de Lectura y Creación Literaria en el Centro Cultural de Artes y Ciencias Innovadores de la Municipalidad de Sta. Anita.

Cantante, gestora cultural, ha participado en  Talleres de teatro. Actualmente Narradora Oral en la Casa de la Literatura  Peruana  e integra el  Proyecto " Manual de Lingüística" junto a las lingüístas Jeny Lazo y Mery  Coronel.







MI MÁS GRANDE AMOR

Y la música invadió mi corazón,
De puntillas  entra a mi alma, cautelosa sin advertirme
Y el arte invadió mi alma…sí el arte
Mientras las aguas de mi represión  se desembalsan.

Y  la música... el arte llegó a apoderarse de mí,
Cautivándome con toda su magia…sí el arte.
Y el arte se convirtió en mi amor, mi gran amor, mi más grande amor.
Mi amor más secreto, mi secreto más profundo, mi flirt, mi aventura…sí el arte.

Y arte, fue la comida más sabrosa
Y el arte, miel exquisita con aroma de orquídeas y salpicado de curry.
Cuando pensé que todo había terminado
Ante mí, se abrió un paraíso,
Donde podía reír, soñar y volar…sí el arte.

Cuando pensé que todo había terminado,
Despertó en mí la fascinación que estaba dormida en años
Ah , el arte, cómplice de mi suspirar.

Y el arte me abraza, me acaricia, me besa
Y no puedo negarme porque es mi amor, mi gran amor, mi más grande amor,
Mi amor más secreto, mi secreto más profundo, mi flirt, mi aventura…sí el arte.

  



AMOR DE LOS SENTIDOS

La mujer desnudó su piel  y se vistió de una capa suave deseosa de amar
de ser admirada como toda mujer que es mujer
como todo ser humano que es humano.
Estaba rodeada de castillos medievales y soñaba con un hombre de piel morena…


Llegó la luz y estaba tan cerca de su corazón, entonces el hombre echó el cigarro y lo apagó…
se acabó la magia, mientras encendías el papel
sin darte cuenta habías encendido mi alma
Quería olerte, sí olerte y quería ser percibida por ti.

Con mi mirada te acariciaba, con mi silencio te oía
Con mi silencio te observaba embelesada ¿Será amor?
Aprendí a separar como María de Coelho, el cuerpo  y el alma
O como Madame Bovary  que dejó de soñar  e hizo un hermoso tormento de su realidad.

Aprendí a  mirarte sin verte y disimular mi amor
Cuanto tiempo mis pupilas estaban en ti.
Había una vez que la nostalgia decidió buscarla
Para interrumpir  su vida.

Con mi mirada te besaba, con mi silencio te acariciaba
Con mi mirada te amaba, con mi destino te abrazaba
Y aprendí a mirarte sin verte y disimular mi amor
Y en un rincón de mi alma me preguntaba ¿me amará?





OTRA  VEZ

Destellos fulgurantes salen disparados
El viento agita mis esperanzas
y quizás aleja
a un viento conocido y temido.

Respiro, transpiro, expiro
Sed   de   mi alma llegó.
Frente a un espejo de doble figura
Cintas  de colores se agitan al cielo salen disparadas.

Gira, corre, vuela
Se acaba el mundo, se acaba la montaña.
Sentirás que caes,
algo en tu vientre
que centellea y vibra
que se prende y se apaga…

Mil voces, un corazón que explota
sube y baja: frío  y ardiente
Un sinfín de olas
duerme, corre, sueña, muere
para dar vida
otra vez…





NO ERA AMOR

Un aire  invade
Que tira de mis cabellos.
Me jala, me arrastra
Perverso  que  viene disfrazado de suavidad
de palabras dulces…

Ese jalón que me hacía pensar…
Ese jalón que me hacía llorar…
pensar en el cariño más tierno
En la palabra más dulce
Que nunca llegó…

Nunca se pronunció a mis oídos…
Esperando esa palabra, me quedé petrificada.
Helada, vacía, inerte en un mar de lágrimas
Cómo volver a nadar  y de vuelta volver a hacerlo.

Y no encontraba la tierra
la palabra, la vida, el amor
Tan solo y  todo: el amor
El amor verdadero
Cierto sin  engaños
Tan sublime, tan silencioso…pero no estaba Dios
Así que no podría ser amor…





EL VERANO MÁS FELIZ



El verano más feliz de mi vida, vi caída mi ilusión
Y también  pude ver  como moría un alma en decadencia

El verano más feliz de mi vida, lo tenía todo
Y a la vez sentía… no debería tenerlo todo.

El verano más feliz de mi vida, quería montar un caballo blanco
Salvaje, irme lejos… muy lejos.

El verano más feliz de mi vida es ahora y me encuentro a mi misma
A la que deje en los abriles ocasos.

El verano más feliz de  mi vida… a mi río llegaba el agua cristalina
Del manantial y el agua turbia de la acequia.

El verano más feliz de  mi vida… el sol enciende mi corazón
la luna apaga mi pasión.

El verano más feliz de mi vida… miro hacia el cielo
Para vivir  cada día del verano que queda.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Gary Alminagorta / Perú



Gary Jimy Alminagorta Cabezas es Licenciado en Educación en Lengua y Literatura por la Universidad Enrique Guzmán y Valle – La Cantuta y Maestría en la UNMSM en Literatura Latinoamericana. Ha publicado el libro de cuentos “El enajenado y otros cuentos” (Arteidea editores 2007).





EL BARCO


                                                              Para Eli
                                                                                            


Hay un barco encallado en la cresta de un iceberg. No puede o no quiere salir, ya que el capitán está casi seguro de que pasando este obstáculo hay un horizonte hermoso: un mar tranquilo, límpido, y un sol radiante en donde se puede continuar el viaje apaciblemente. Están aquí encallados él y los tripulantes; todos reclaman al capitán: “Giremos hacia la derecha, señor,    podemos ver desde acá otro horizonte que usted nos dice” y el capitán responde: “Estoy casi seguro de que hay un mejor horizonte que el que ustedes ven. Hay otro más hermoso detrás de este iceberg”. Los demás responden: “Señor, estamos cuatro años aquí. Nosotros morimos día a día uno por uno, y usted está muy enfermo y viejo. Giremos a la derecha, señor”, y el capitán responde: “Estoy casi seguro de que detrás de este iceberg está mi amada”.




ANTE TUS OJOS MI PRESENCIA...


Ante tus ojos mi presencia es la
fétida tumba que hiere tu pecho,
la insanía cruel de la espina que
maltrata las gardenias alegres de tu
sonrisa, la trágica reyerta de  dos
grillos que, al final, cadavéricos te
recuerdan frías palabras de venganza.

Ante tus ojos mi presencia es la
figura cercenada que te dice: "Te amo",
la caída mutilada del viento, la
andanza de un baladí herido
musitando tu nombre.

Ante tus ojos mi presencia es la
miserable gota de un enamorado
que se regocija besando tus pasos,
la simple llaneza de un jeroglífico
incomprendido, la hechura cabizbaja
de un corazón yermo.

Ante tus ojos mi presencia es el
oscuro cincel que tala tu esperanza,
la suma de noches agonizantes
que envenenan tu día, la astucia
del miedo que te consume en
espacios.

Ante tus ojos mi presencia es la
cualidad hecha trizas de tus
ilusiones, el relámpago amargo
que vomita carcajadas al verte,
la tosca forma de un arte casual.

Ante tus ojos mi presencia es el
árbol descolorido por el tiempo y
el olvido, el macabro encuentro
con una especie muerta, el
andrajoso tulipán de una idea.

Ante tus ojos mi presencia es la
herida que explota en espasmos de
obsesión, la cuajada violenta de
una rosa negra, la mirada sombría
sepultada por el tiempo.

Antes tus ojos mi presencia es la
caricia opacada de la infancia,
el llanto petrificado del colibrí,
la migaja raída por las horas.

Pero, por sobre todo, ante tus ojos,
mi presencia es frío abismal,
finiquitada melancolía, decepción
ajena, extraviado otoño,
delirante capricho, duda aislada,
                               lúgubre quietud, féretro mustio.





                                EL ABEDUL




Llora el abedul su desgraciada suerte,
suspira en cada hebra de su cabello, en
cada halo de su aroma, en cada infinita
voz de la tierna amada.

Se quiebra el cielo con el ocaso del
horizonte, y una mirada desbordada con
lágrimas de agonía musita: “Sempiternamente,
sempiternamente, amada mía”.

Luce la tarde su vestido bermellón, y anuncia
galopante el quiebre del fulgor, y estentórea
dice: “Amor, en tu nombre, cuánta lágrima,
cuánta desgracia, cuánta infinidad inmisericorde”.

Una vez más: “Abedul lúgubre, deja que
la luz tamborilee su mejor sinfonía
alegre, el pétalo su sonrisa, la hoja
su existencia verde eterna”.




NOCHE



Es aurora, perdón, es muerte
estos sueños de altas noches
en que tu rostro me sonríe y
yo sonrío tristísimamente violento.

Agobiado por todas las estrellas
de este mar, en noches que
pronuncian el eco de tu voz dulce,
gritando: “Soy tuya, soy tuya”.

Golpeo mi faz contra el viento,
estoy  con la luna, contra la noche,
me hiero, te grito: “Soy tuyo, soy tuyo”;
en sus oídos dile garuosa: “¡Es mía!”

Miénteme, ámame, mujer, yo
estoy en este equilibrio de un cosmos
dudoso, esperando un sol cobijante
y decirte: “También te amo”, perdón.

Ya mis ojos y mi alma, día tras día,
están quebrándose en el tiempo,
en una nostalgia albúrea, esperando
tu nombre, tu nombre, amor, tu nombre.




                         LA HEBRA DE TU CABELLO



Aún no presentía, desdicha mía,
que un día muy cruel me dejarías…
Sollozo trágico desde ese haz,
cual puñal de tus labios mudos.

Mas yo, alegre esa vez, quebré
lo divino al coger una hebra de
tu cabello y guardarlo en mis hojas
blancas, seguro del mundo.

Beso esa hebra, añorando
recuerdos de un edén en la sinfonía
de tu ser, para otra vez tocar el sol
con mis dedos… ¡Qué regocijo corazonal!

Pálido enrumbo caminos
por veredas hirientes, mas, al
recordar la hebra de tu cabello,
como un orate en el espejo, sonrío.

Eterna es ésta en la vida mía,
mas si se perdiese un día,
miraría la negra quietud,
como amiga mía.