lunes, 25 de julio de 2011

Juan Mauricio Muñoz / Perú



Juan Mauricio Muñoz (Lima, 1984): Es autor del poemario “El Lado Oscuro” publicado en Argentina (Editorial De Los Cuatro Vientos, 2009). En el 2008, obtuvo el tercer puesto en poesía y cuento en los Juegos Florales organizados por la universidad Ricardo Palma. Y finalista en el Concurso de Microrrelatos “Cuentos Alígeros” (España, 2010) y en el IV Premio Internacional de Poesía Simón Bolívar (Italia 2010). Sus cuentos y poemas han sido publicados en revistas digitales y literarias de México, Chile y Argentina. Ha formado parte de antologías como “Avisos (Des) Clasificados Vol II - Colección de cuentos de Cinosargo 2009” (Arica, Chile), "Cuentos Alígeros" (Editorial Hipálage, Madrid 2010) y en la IV Antología de poesía bilingüe italiano-español "Premio Internacional de Poesía Simón Bolívar" (Ediciones Lo Spazio, Italia 2010). Ha colaborado con sus poemas en ferias independientes en Tuxtla Gutiérrez y Toluca, México. Es editor del blog “Las Voces Peruanas”  donde publica a variopintos poetas y colaborador habitual del diario dominical “El Chompipe” (Tabasco, México).



Memorias de un mojado
El polvo sobre tu rostro.
El paraje es inmenso
el río Bravo aguarda.

Una luz, una luz
¡Corran sin mirar atrás!
Es el otro lado,
el otro mundo
el sueño desvelado de dos meses.

Una voz gruesa intenta detenerte
tú continúas corriendo
Sin mirar atrás.

Porque atrás es el pasado
porque atrás será el pasado.

Y no quieres recordar
que dejaste mujeres violadas, descuartizadas
que dejaste las equis sin nombre de los ataúdes desconocidos
que dejaste los cuerpos inertes de tus compañeros baleados por la migra

que dejaste de ser tu mismo cuando cruzaste la línea fronteriza
Y ahora les pertenecías.


Amparos Ajenos
Te asiento entre mis brazos como la aprecié a ella.
La estación que no apartaste.
Ella evadió el tiempo hacia su espacio y el mío,
hacia su existencia y la mía,
hacia su esencia y la mía.

Complementó mi nostalgia con su felicidad.
Completó mi desolación con su regocijo como si fuera un aguijón aliviándome del
padecimiento.
Alivió mi desventura.

En esta noche plagada de estrellas
fuerzo tu pecho
contra el mío,
te hago el amor incandescentemente
mientras me alimento en ella.

Penetro tu hálito,
la discierno a ella en mi sentimiento
sin intenciones perversas,
ni contriciones.

Pero, pienso en ti.
En nuestro hircismo
en nuestro hedor
en nuestra existencia juntos.

En cinco años pretendiendo amarte.
Lo repugnante de todo
es que no te amo a ti
sino a ella.


El escritor mudo
a  Julio Ramón Ribeyro

I

Fumé contigo al este
en un ventanal
pregonaban unos bichos.

Al oeste un vino bourbon
aguardaba
nuestro encuentro

II

En París exploraste
a los mudos indolentes en Lima

estableciste tu escritura
tácitas

situaste palabras atónitas
en un cuento libresco.

III

Tu hermano Bryce te extraña
extraña ese desorden concebido
al prender un cigarrillo

(la humareda volaba)

Eras ajeno al boom
pero Octavio y Gabo
se rendían ante tus textos

(admirados)

IV

La Remington
ausculta y rememora
aquellos instantes

Tu dolor:
renunciar a esos globos de humo
persistías cuando regresaste a tú siempre y querido Miraflores

en la pequeña roca
donde
tus pitillos eran encubiertos.

V

Cuando alzaste vuelo, querido Julio,
un busto de oro se erigió en tu honor
pero tus mudos, tus ciegos, tus pobres
lo despojaron para disipar un pan.

A ti,
te hubiera cautivado
porque trazaste esos cánticos narrativos
por ellos y para ellos.

Y hoy te evoco.
Y hoy fumo a tu lado.
Al este
en un ventanal…

Cuenta conmigo
Si el amor es frustrante,
cuenta conmigo para apedrearlo.

Si tu vida es sórdida,
cuenta conmigo para escupirle.

Si odias a tu prójimo,
cuenta conmigo para asolarlo.

Si aborreces a la Iglesia Católica,
cuenta conmigo para quemarla.

Si el sufrimiento acompañó tu existencia,
cuenta conmigo para alcanzarte.

Si el suicidio ronda tu mente,
cuenta conmigo para viajar al mundo desconocido.

En vocablos habituales,
cuenta conmigo para todo

Porque donde seas,
seré yo.

Poema dedicado a Bolívar:
Entrada triunfal

Los ojos de independencia
se han plasmado en ti,
Libertador.

Has visto nuestras miserias
nuestro rostro ensombrecido por crueles látigos hundidos hasta la pus de la piel
la miseria impregnada en la explotación

los océanos de sangre derivaron
en el eje del grito ahogado de libertad
los intentos revolucionarios perecieron.

El pueblo oye tu osadía
eres su última esperanza
para destrozar las impunes cadenas
enroscadas en nuestras venas
durante tres siglos.

La entrada triunfal
con tu galope blanco
se pierden en un mar de loas infinitas

levantas el brazo izquierdo
exclamando al unísono:
¡Libertad!

1 comentario: