Fernando Chelle (Mercedes, Uruguay 1976) Poeta, ensayista y crítico literario.
Autor de los libros: Poesía de los
pájaros pintados (Colombia 2013) y Curso
general de lectoescritura y corrección de estilo, guía para formular escritos
correctos (Colombia 2014). Sus ensayos y críticas literarias se han
publicado en diversas revistas, periódicos y portales literarios de diferentes
países.
Yo lírico
Poeta de la espuma circunstancial
cazador de recuerdos
de fragancias pasadas
avaro de ese cofre
donde descansa tu nombre
tallado a punta de diamante.
Poeta de un río, negro
como el abismo
y dulce como el oboe
alfarero de esa bohemia
hechicera de paso lento
ojos de fuego y manos de tierra.
Poeta del humo
cobijo del amor
que duerme y sueña,
descansa
en su nervio de ceniza alada.
Calles de mi ciudad
En estas calles de la ciudad mía,
y extranjero en las calles de mi ciudad
yo tuve patria donde corre el Negro
por entre verdes islas
y fantasmas de viejos eucaliptos.
Farolito de papel
Excepcional exilio voluntario y voluptuoso
solitaria rebeldía
pasionalmente anárquica
sueño ensoñado de belleza
subjetiva, idílica,
terreno exquisitamente melancólico
en la naturaleza apacible,
divina
místicamente enamorada del poeta
llama de la eternidad.
Al Gran Sol
Ilumina el templo con el poncho
que hasta los ricos se verán deleitados.
Pon tus hebras de fuego extendidas
sobre la tenebrosa y profunda unidad.
Haz arder los rostros de los suicidas
para que con tu humo no se esfumen
y años de albañilería no sucumban
en un momento de derrumbamiento.
Entibia la guarida de la esperanza
que como un lagarto se dejará a-dorar
ante tu imperio de luz.
Infunde en mi tu poder,
haz que yo haga amanecer
encendiendo palabras y sonidos
colores y notas.
Mieles de luna
Donde, mi hechicera bohemia, andan tus pasos
tus ojos de fuego, tus manos de tierra.
Acaso arrastrarías tu manto de estrellas
por las estrechas calles de esta noche sin luna.
Ven a poblar mi soledad de árbol
mi ausencia sin canciones
mis poemas febriles
como viudas sin dote.
No dudaría en arrebatar tus labios de sangre
derramarme en la miel de tu vientre,
y guardar mis nervios, dagas que me atraviesan
en el cofre blanco que se esconde
en las lunas de tu pecho.