Nació
en Logroño (La Rioja) España el día diez de marzo de 1961.
Poeta
clásica en sus composiciones ha editado cuatro poemarios y participado en
diversas antologías clásicas y de verso libre como
" Los rincones más oscuros " de Groenlandia ediciones.
"Antología
poesía clásica de mundo poesía", " Antología de versos desde
el corazón"´, “ Antología voces del extremo” etc. Ganadora
edición número 65 y 67 del concurso " Palabras prestadas"
y
colabora en varias revistas, club y canales literarios. “Los
retazos de mi alma” es su primer poemario en poesía clásica. “Girasoles
de asfalto” combina el verso clásico con la rima blanca o libre. “El
vacío de los plenilunios” todo escrito
en verso libre. “Mater
amatisima” verso libre.
Escribe
por satisfacción personal y según su propia frase:
“No
escribo poesía para vivir, la escribo para no morir”.
OCÉANOS
Me canso.
Sucede que me canso.
No como Neruda de ser hombre
si no, de pasear mis edades
siempre por los mismos senderos:
esos que llevan a una Roma
de fontanas obtusas y taponadas
arrojando monedas
a los dientes de los crepúsculos.
Siempre el mismo empedrado sin costillas;
diseño de gigantes gateando
hacia un orbe nuevo de etéreas nostalgias.
Sin abrir las compuertas de las acequias,
veo anegarse frente a mis delirios
el minúsculo intento de romper cadenas
con la parsimonia del necio.
Voy plantando magnolias en los retretes
para olvidarme del desamparo,
y espero que broten entre el cieno
de lo estático.
Mientras, espero y espero
que los almanaques de las horas
alumbren pegajosos cadáveres
de física cuántica resolviendo
ecuaciones a destajo.
No apostando nada,
para no perder nada.
Regalando las barajas de las posibilidades
a los arcanos del desasosiego
que despojan almas
de sus engalanadas vestimentas
para transmutarlas
en homeless de una imprecisa ventura.
Sempiterna incertidumbre
de sofá y degollado mueble
que chirría hastiado mi nombre.
Camino de dameros en los pasillos que atravieso
con la premura de quien encontrará
entre las baldosas,
el santo grial de su existencia
y tan solo encuentra,
aquellas trampas para ratas
por donde siempre se vuelve a pasar.
Me canso.
Sucede que me canso.
No como Neruda de ser hombre
si no, de pasear mis edades
siempre por los mismos senderos:
esos que llevan a una Roma
de fontanas obtusas y taponadas
arrojando monedas
a los dientes de los crepúsculos.
Siempre el mismo empedrado sin costillas;
diseño de gigantes gateando
hacia un orbe nuevo de etéreas nostalgias.
Sin abrir las compuertas de las acequias,
veo anegarse frente a mis delirios
el minúsculo intento de romper cadenas
con la parsimonia del necio.
Voy plantando magnolias en los retretes
para olvidarme del desamparo,
y espero que broten entre el cieno
de lo estático.
Mientras, espero y espero
que los almanaques de las horas
alumbren pegajosos cadáveres
de física cuántica resolviendo
ecuaciones a destajo.
No apostando nada,
para no perder nada.
Regalando las barajas de las posibilidades
a los arcanos del desasosiego
que despojan almas
de sus engalanadas vestimentas
para transmutarlas
en homeless de una imprecisa ventura.
Sempiterna incertidumbre
de sofá y degollado mueble
que chirría hastiado mi nombre.
Camino de dameros en los pasillos que atravieso
con la premura de quien encontrará
entre las baldosas,
el santo grial de su existencia
y tan solo encuentra,
aquellas trampas para ratas
por donde siempre se vuelve a pasar.
¡No modifiques tu camino!
grita el estepario lobo del subconsciente
haciendo gala de su bastarda condición
de dueño y señor de un vitalicio feudo.
No retornes a Ítaca
pues ni siquiera
tienes un perro que te reconozca
ni Atenea que disimule tus facciones
rabiosas de cicatrices,
o te advierta de los peligros que te acechan.
Vuelve sobre tu rastro y camina
sobre el asfalto de las preguntas;
ponzoñosa arteria donde te reconoces.
Entre tempestades de mediocres membresías
y apuestos hijos de Abraxas,
pero te reconoces.
Muerden los templarios de las hecatombes
todo intento de traspasar
los arrabales de la remembranza
y caminar sobre las aguas,
como un Cristo que despojado de su ego
nos regaló un camino nuevo.
Océano,
dones de profecía entre serpientes
padre de ríos y arroyos-
" Poderosa corriente del río océano"
relató Homero.
Extenderse hacia el pecho de las aguas
circundando horizontes y suelo raso
como una orquesta armónica
con el sol como única batuta.
Es Titán quien copula mis futuros
sin pecado.
Que hasta la culpa y el yugo de su castigo
caducan,
escupiendo el beso del perdón
en nuestro maldito karma
el día menos esperado.
Abro la ventana de la algarabía,
entran machaconas moscas nacaradas
obturando la salida de este dédalo sanguinario.
Cierro puertas, y se aferran
a las grietas del alma
como un condenado a su última cena.
Ya
pasó
vuestro tiempo.
Los cíclopes reverencian mi paso
y gritaré a Polifemo que " ningún hombre"
jamás hiere.
Quebrantaré
el sacrílego dogma de la presunta
felicidad terrenal
de pies en el suelo
y cabezas en el cielo.
Océano donde beber las primeras aguas
diáfanas, y sanadoras
arropando,
los despojos de los hombres.
Me canso,
sucede que me canso,
no como Neruda de ser hombre
si no, de no saber ser niña
y
dejar perdidos mis sueños.
LUMEN DE EXILIOS
A menudo cuando regreso
de ese remoto país donde te exilias
me traigo una gran souvenir entre
entre los arbustos de mi costados
Y dejo pasar maletas,
de ese remoto país donde te exilias
me traigo una gran souvenir entre
entre los arbustos de mi costados
Y dejo pasar maletas,
y vías interminables
que bifurcan golondrinas
para que llegue intacta a mi silencio
la mirra inconfundible de lo predicho.
Cuando todas los objetos lloran a la vez
que bifurcan golondrinas
para que llegue intacta a mi silencio
la mirra inconfundible de lo predicho.
Cuando todas los objetos lloran a la vez
su soledad, dejando lúgubre
paso a las ausencias.
Entonces,
coloco la figura desdibujada de tu silueta
en la patena de ese pedazo
que me traigo de ti
y espero la otra mitad
Entonces,
coloco la figura desdibujada de tu silueta
en la patena de ese pedazo
que me traigo de ti
y espero la otra mitad
de mí,
que vive en ti.
TRAGO DE POESÍA
Lo reconozco,
esta manía mía de hacer poemas,
esta mano izquierda,
esta manía mía de hacer poemas,
esta mano izquierda,
lastimera e inútil
reclamando su lugar.
Este no parar de ver fuera
lo que debería estar dentro,
no es otra cosa que un trago de vodka
reclamando su lugar.
Este no parar de ver fuera
lo que debería estar dentro,
no es otra cosa que un trago de vodka
para mi cuadriculado espíritu.
Aún entono letanías
sosegando la sabandija del lóbulo.
Voy mascando el fracaso de los soles de agosto
por las callejuelas de plomo, y me hago lluvia
alguna tarde.
Escribo poemas de guerra sin mancha,
(la sangre es privilegio de corta estancia)
evasiva que va matando poco
a poco,
los pronombres personales, ocultos
los pronombres personales, ocultos
entre amapolas sudorosas.
Para no sentir el torpe ademán de los días ciegos,
los cincelo en las servilletas de barra y soledades.
Es más llevadero el golpe revestido de filigrana.
Y la piedra,
(sombrío tropiezo por
enésima vez)
es menos hierática con forma silábica.
El despeñadero del pasado es eutanasia de lo venidero
cuando nos asomamos a lo nuevo con mirada de perros viejos.
Lo reconozco,
escribo poemas para no amparar al barquero
que desde la ribera pide indulgente un remo.
Su grito envuelvo en metáforas de galernas
que desde la ribera pide indulgente un remo.
Su grito envuelvo en metáforas de galernas
y diéresis acartonadas.
-La miopía de mi corazón es
óbice inmóvil-
Escribo vestida de vocablos para no sentir el látigo
de mi cuerpo cansado en las orillas del norte.
Lo reconozco, escribo poemas para no sufrir
el " yo" sin ornamentos que tal vez no pudiese
soportar.
Matar al dios que cimenté con mi costilla
para poder morir,
y escribir el poema de los poemas
cuando por fin vea mi vida
sin el filtro de la palabra.
MARZO IMPERFECTO
Regreso del destierro de los labios
exhaustos por el abuso, al tejado de la misericordia.
El pozo amargo de una ciega epidemia
te busca incansable,
para perderse en las paredes del músculo
mordido desde su centro.
La imperfección es solo un pétalo más
en las incontables corolas de las hortensias.
Llegarán los días santificados donde reconocernos
y la sed
poblara los sauces desvirgados a la lágrima.
Recuérdalo siempre,
me haré junco avariento, o pájaro retornado
exhaustos por el abuso, al tejado de la misericordia.
El pozo amargo de una ciega epidemia
te busca incansable,
para perderse en las paredes del músculo
mordido desde su centro.
La imperfección es solo un pétalo más
en las incontables corolas de las hortensias.
Llegarán los días santificados donde reconocernos
y la sed
poblara los sauces desvirgados a la lágrima.
Recuérdalo siempre,
me haré junco avariento, o pájaro retornado
algún marzo de estos.
Y en esta espera
acepta gozoso la esquirla de las aguas
que riegan este lodazal que me habita.
Y en esta espera
acepta gozoso la esquirla de las aguas
que riegan este lodazal que me habita.
Juro,
que el acto premonitorio
de salpicar tu paciencia con esta fe de vida
es involuntaria forma
de macerar entre las proféticos relojes.
las horas que nos quedan.
CAMINO
Quizás encontrar el camino
no sea el problema.
Ni el viaje una variante
de lo estático.
Quizás el problema sea
apuntar al cielo
y no saber si son las nubes
las que se mueven
o me muevo yo.